La
fitoterapia es la primera medicina que conoció el hombre, y de hecho la más
experimentada, puesto que antes de los compuestos químicos aparecidos en el
último siglo, los fitofármacos y sus principios activos eran el único
medicamento que conocía el hombre para recuperar la salud y para prevenir
posibles enfermedades. A pesar de que la era química ha ido relegando a un
segundo plano la medicina natural y la fitoterapia, habiendo llegado la
industria farmacéutica a monopolizar la medicina oficial, lo cierto es que las
plantas medicinales están infinitamente más testadas y probadas en los seres
humanos a lo largo de la historia que los medicamentos farmacéuticos con los que
tan seguros nos sentimos.
No obstante, el hecho de que lleve a sus espaldas una gran trayectoria empírica,
no la convierte en una práctica exenta de riesgos, puesto que, al igual que
cualquier medicamento, los principios activos de las plantas son compuestos
químicos que interactúan con nuestra propia química interna y su uso requiere un
gran conocimiento para no provocar un desequilibrio en nuestro organismo.
Fitoterapia
y medicamentos convencionales
En realidad, un fitofármaco no es tan diferente de un fármaco convencional. De
hecho, casi todos los medicamentos que nos receta nuestro médico tradicional
contienen los mismos principios activos que encontramos en las plantas
medicinales. La diferencia radica en que los medicamentos sintéticos contienen
principios activos que han sido aislados y creados en un laboratorio, mientras
que las plantas contienen esos mismos principios activos de manera natural, co-actuando
con otras sustancias también presentes en la planta que, de hecho, muchas veces
funcionan en sinergia potenciando sus efectos.
Una de las características más extraordinarias de las plantas medicinales es que
muchos de sus elementos químicos naturales no se conocen, es decir, el ser
humano sabe que contienen ciertos principios activos que actúan con otros
elementos, muchos de ellos desconocidos, y que es precisamente esa sinergia
entre numerosas sustancias lo que les proporciona su capacidad terapéutica.
Cuando el hombre lo aísla y lo crea en un laboratorio, tiene la capacidad de
aumentar la dosis y conseguir así más fuerza en la función del principio activo,
pero al mismo tiempo altera las reglas naturales, ya que muchas veces, esos
elementos desconocidos juegan un papel importante a la hora de contrarrestar
efectos, protegernos, y funcionar en perfecta sinergia con la energía vital y el
equilibrio de nuestro organismo.
Para
qué sirve la fitoterapia
La fitoterapia es una rama de la medicina natural que utiliza los extractos de
plantas medicinales para mantener la salud, así como para prevenir y curar
enfermedades. El gran laboratorio natural nos ofrece una gran variedad de
plantas medicinales que se utilizan desde tiempos remotos para mejorar el estado
de la salud y para curar todo tipo de enfermedades. De hecho, se cree que
alrededor de todo el mundo se utilizan hasta 25.000 plantas medicinales con
fines terapéuticos. Por supuesto, los diferentes principios activos actúan de
manera específica sobre el organismo, pero no debemos olvidar que los extractos
vegetales son sustancias muy concentradas con infinidad de elementos químicos
naturales cuya sinergia, en general, proporciona al organismo herramientas para
que él solo restablezca su equilibrio interno.
Dependiendo de la aplicación, la extracción y el tipo de planta, se utilizan
distintas partes como las hojas, el tallo, los frutos, flores, raíces, etc. |