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La
macrobiótica (del griego μακρός,
largo y βίος, vida) es una
enseñanza creada por el pensador
japonés George Ohsawa
(1893-1966) y difundida a
continuación por diversos de sus
estudiantes.
Se trata de un sistema tanto
filosófico como práctico: su
objetivo es actualizar el
antiguo principio único oriental
(o principio del Yin y el Yang),
que según Ohsawa constituye la
base de la ciencia y de todas
las filosofías y religiones de
Extremo Oriente, con el fin de
presentarlo de una manera
comprensible para la mentalidad
moderna.
Su especificidad es su aspecto
pragmático: la macrobiótica
pretende demostrar que la
aplicación de este principio
permite comprender y resolver
los problemas concretos de la
existencia. El vínculo entre la
filosofía y la práctica se hace,
en particular, a través de la
alimentación: Ohsawa defiende la
idea de que comiendo según este
principio (lo que equivaldría a
decir "según las leyes de la
naturaleza") el organismo se
armoniza (o reencuentra la
salud) y así el juicio se vuelve
más claro, capaz de percibir la
realidad (es decir, estas "leyes
de la naturaleza") de una manera
más precisa.
La alimentación macrobiótica en
tanto que técnica, es una
aplicación práctica y lógica de
las nociones del principio
único.11 Según éste, el
desarrollo global del hombre
(tanto físico, como mental y
espiritual) tendría que hacerse
a solas de una manera natural.
Si no es el caso, es porque se
ponen trabas.
Toda cosa que vive es porque
está alimentada; cada ser
necesita una alimentación
adaptada y, según esta visión
del mundo, hay ciertos alimentos
específicos para el hombre, en
tanto que ser capaz de alcanzar
la conciencia.
Así que la alimentación
macrobiótica es una técnica que
pretende alimentar el organismo
de la manera más justa posible,
sin carencias ni excesos (según
las nociones de Yin y Yang), a
fin de que éste pueda
desarrollarse libremente,
permitiendo que se adapte a las
vicisitudes que tendrá que
atravesar.
Como
las situaciones cambian en
permanencia, aplicar el estudio
de Yin y Yang a la alimentación
permite adaptarla
constantemente, según la
actividad, la edad o los
objetivos de cada uno, por
ejemplo. No hay, pues, ninguna
prohibición alimenticia, sino
una adaptación a cada caso
particular. Ohsawa insiste mucho
en el hecho de que "la práctica
sin la teoría es peligrosa, pero
la teoría sin la práctica es
inútil", y propone 10 regímenes
equilibrados, yendo del más
abierto al más estricto.
Quizás es recomendable enfatizar
que mientras las dietas por lo
general son restrictivas, la
macrobiótica no restringe,
puesto que no prohíbe alimentos,
permite organizarlos o listarlos
de acuerdo a su nivel de riesgo
para quien los consume. Así, si
una persona se considera sana y
busca seguir siéndolo, no tiene
que abstenerse de un gusto o
capricho, simplemente debe tener
en cuenta que si ese gusto fue
un alimento de alto riesgo
(embutidos por ejemplo), solo
debe volver a consumirlo pasado
un tiempo prudencial para que el
cuerpo se haya limpiado de las
toxinas generadas. |
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