Las runas son letras de un alfabeto sagrado que los pueblos utilizaban
hace más de 2000 años. En efecto, la escritura rúnica,
llamada futhark, por la pronunciación de los seis primeros signos,
es la escritura alfabética más antigua que fuera usada para
las lenguas germánicas. Aunque su origen no está muy claro,
se cree que deriva, con el añadido de otros signos, de uno de los
alfabetos etruscos del Norte de Italia.
Desde
los más antiguos ejemplos de escritura, a través de los
canales subterráneos de la mente humana y a similitud de otros
alfabetos, las runas nos hablan de la creación del individuo humano
además de la especie humana. Han llegado hasta nosotros como testimonio
del modo de vivir de un mundo primitivo, pero no por eso carente de fascinación,
y con su significado etimológico, histórico, mitológico
y esotérico forman parte, por tanto, del patrimonio de la Humanidad.
Antiguamente, las runas, grafitos ancestrales y civilizadores del espíritu
humano, a los que todo hombre culto de la época, y en ciertos aspectos
también el «moderno», tuvo que hacer referencia- fueron
trazadas con fuego sobre la madera, pintadas con la sangre de un animal
sacrificado, grabadas en las piedras de las cuevas, en el tronco de árboles
sagrados, en las armas y armaduras, en superficies de madera o de hueso,
en ornamentos o amuletos; en efecto, ames de ser alfabeto de civilizaciones
antiquísimas perfectamente delimitadas dentro de las fronteras
geográficas de Europa, las runas eran en esencia signos gráficos
adivinatorios cargados de valores esotéricos -aunque entonces muy
ingenuos- y de conocimientos mágicos y arcaicos.

Los estudiosos han ido profundizando poco a poco en su significado y
otros, incluso con opiniones a veces extravagantes, han buscado en la
sucesión de los signos también los valores mágicos,
cósmicos y sexuales de un pueblo orgulloso, como era el de los
antiguos nórdicos. He aquí por qué emociona encontrar
en los signos de una escritura, en todos los sentidos, extraordinarias
sus enseñanzas, sus cantos épicos, los ritos, sacrificios
e invocaciones a aquellos dioses que habitan también en nuestra
imaginación.

Me he adentrado, por tanto, en los abundantes y crípticos laberintos
literarios y religiosos de la cultura tradicional de los pueblos del Norte
de Europa, analizando y citando sus poemas básicos, por medio también
del estudio y de la investigación de obras escritas en la antigüedad,
para así poder comprender la cultura de los primitivos Europeos
basada principalmente en la guerra, en la agricultura y en el arte visual,
asunto de los que las runas, antiquísimos símbolos de dicha
cultura, son una manifestación práctica, tanto oculta corno
manifiesta,, signos que pueden hacernos participes , del pasado, presente
y del futuro mediante los ciclos cósmicos de los que el hombre
es desde siempre parte integrante.

En el poema Havamal se dice que las runas fueron un presente del Dios
supremo Hangi-Odin a la Humanidad, a fin de que éste participara
de su naturaleza..
Esta es la explicación de por qué estos signos gráficos
poderosos y misteriosos pueden transmitirnos todavía hoy un poderoso
mensaje, revelándonos al mismo tiempo un mundo rico de leyendas
paganas, de magia, pero de una enorme poesía.
Y dejemos ahora que la fantasía juegue con las palabras, encendamos
la luz de nuestros deseos y cada runa se volverá mágicamente
viva, porque en cada una de ellas hay seguramente una pequeña parte
de nuestro Yo, y talvez el propio Odin, en la cristalización de
un gesto evocador o de una oración nuestra, por medio de los signos
rúnicos elegidos, nos dé esa respuesta que permanece oculta
en nuestro corazón.
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